por Carlos Chablé Mendoza
El 19 de noviembre de 1761 Jacinto Canek encabezó en Kisteil, pueblo ubicado en la región central de la Península de Yucatán, uno de los levantamientos más importantes del pueblo maya contra la invasión española. Ochenta y seis años después, durante la llamada “guerra de castas”, el nombre de Canek fue otra vez emblema de lucha para los mayas levantados a pelear contra la explotación y el despojo. Su leyenda siguió viva hasta la época contemporánea cuando grupos estudiantiles y sindicales adoptaron también en los años 70 el nombre de CANEK como sinónimo de lucha por la democracia y libertad sindical.
Kisteil, centro del levantamiento, era un pueblo perteneciente a la jurisdicción de Tixcacaltuyu, en lo que fue el antiguo cacicazgo de Sotuta.
Esta insurrección contra los españoles fue una de las más importantes que se produjeron durante la época de aprovechó la fiesta religiosa de dicho lugar para invitar a los nativos a rebelarse en contra de los invasores españoles.
Canek nació en Campeche. Adoptó el nombre el nombre de Canek para organizar y encabezar el levantamiento por que así se llamó el cacique del Petén Itzá, que era muy recordado entre los mayas por su heroica resistencia frente a los invasores españoles.
Nuestro héroe estudio latín e historia en el convento grande en la ciudad de Mérida, de donde fue expulsado por su conducta rebelde. Se dedicó al oficio de panadero por muchos años. El levantamiento que encabezó hace 245 años tuvo un fondo similar al que años después tendría la llamada “guerra de castas”.
Durante el levantamiento de Kisteil los mayas dieron muerte a un comerciante llamado Diego Pacheco, y tuvieron su primer encuentro con un grupo de soldados de caballería al mando del capitán Tiburcio Cosgaya, al que derrotaron. Los hombres que sobrevivieron gracias a sus cabalgaduras, difundieron lo que estaba sucediendo en las poblaciones inmediatas.
Al tener noticia de lo anterior, el gobernador José Crespo y Honorato a organizó el combate contra la insurrección maya disponiendo la salida de Mérida a Kisteil de una compañía de infantes y 30 soldados de caballería. Igualmente ordenó el traslado de Campeche a la región rebelde de 250 hombres y la movilización al mismo rumbo de 400 hombres de Valladolid, 600 de poblaciones de , 500 de Sotuta y Yaxcabá, 160 de Tizimín y un contingente del Batallón de Castilla acuartelado en Mérida.
Así también, Crespo, que era brigadier de los ejércitos reales, ordenó que se despojara a los indios de armas de fuego y que a ninguno se les vendiera pólvora, ni se les permitiera salir del lugar en donde estaban avecindados, sin permiso de la autoridad. Además dispuso que todos los hombres pertenecientes a las milicias fueran dotados escopetas y que se levantaran horcas en la plaza principal de Mérida y en sus dos suburbios, así como en otras poblaciones de la península.
Dicho movimiento lleno de zozobra a las autoridades españolas pues se tenían noticias de que centenares de mayas de los poblados y rancherías cercanas a Kisteil se habían unido al levantamiento llegando a integrar un ejército de más de mil quinientos hombres.
Cuando se produjo el choque entre los mayas y las tropas coloniales, los indígenas, pese a su bravura, sucumbieron ante la superioridad armada del enemigo. Los mayas que salvaron la vida huyeron a los bosques en busca de refugio. Canek pudo escapar junto con varios de sus seguidores atrincherándose en Huntulchac. La presencia de los soldados españoles obligó a Canek escapar a la sabana de Sibac, donde finalmente fue apresado por una columna de 125 hombres, comandada por Cristóbal Calderón.
El caudillo maya fue llevado a Mérida y condenado luego a morir atenaceado, a ser quemado su cuerpo y sus cenizas esparcidas en el aire. Ocho de sus compañeros fueron condenados a la horca, y los demás prisioneros a recibir doscientos azotes y a que les cortaran una oreja. Estas sentencias fueron ejecutadas en la plaza principal de Mérida el 14 de diciembre de 1761, ante las principales autoridades, vecinos y frente a muchos indios cautivos. El 16 del mismo mes siguieron con los condenados a la horca, y durante los tres días siguientes con los sentenciados a recibir azotes y a ser desorejados.
El escritor yucateco don Ermilo Abreu Gómez, en su excelente obra literaria titulada “Canek”, historia y leyenda de un héroe maya, escrito en 1940, nos dice:
“Cuando Canek subió al patíbulo los hombres bajaron la cabeza. Por eso nadie vio las lágrimas del verdugo, ni la sonrisa del ajusticiado. En la sangre de Canek, la sangre de la tarde era blanca. Para la gente los luceros eran la sal y la tierra la ceniza.
Pese al cruel desenlace del levantamiento este se cuenta entre los antecedentes de la llamada “guerra de castas” iniciada en 1847, que fue más bien una etapa más en la larga lucha del pueblo maya por su liberación. Por su heroísmo y afán libertario sigue presente en la iconografía principal del pueblo maya peninsular.
Actualmente varias escuelas de Quintana Roo tienen su nombre: en Felipe Carrillo Puerto, Cobá, Lázaro Cárdenas, Nuevo Xcan, San Ramón, Yaxley, Cafetal Grande y Xnoh Cruz. Se trata de un héroe del pueblo maya que trasciende los siglos y cuyo nombre ha sido estandarte en las luchas de varias generaciones. Ese es Jacinto Uc de los Santos más conocido como JACINTO CANEK.
Bibliografía:
– Historia de Yucatán, Jaime Orosa Díaz.UADY.1994
– Enciclopedia de Quintana Roo. T .
A PROPOSITODE LA CELEBRACION 101 DE LA REVOLUCION
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20 de noviembre de 1910.- No cabe duda que la principal celebración en un día como este es el inicio de la revolución mexicana, pero vale la pena recordar que la primera rebelión contra el dictador Porfirio Díaz ocurrió en Valladolid, Yucatán muy cerca de Santa Cruz de Bravo, hoy Felipe Carrillo Puerto precisamente el 4 de junio de 1910, casi 5 meses antes. Ese día 1,800 mayas tomaron esa ciudad y ajusticiaron al representante del dictador y al comandante de policía. La represión contra este levantamiento indígena y popular fue obviamente la respuesta inmediata, así la guardia nacional de Mérida y dos batallones militares fueron enviados desde Veracruz y el mismo general Ignacio Bravo, el asesino de cientos de mayas de Santa Cruz, marchó con sus tropas a Valladolid para aplacar a los revolucionarios. Junto con el general Ignacio Lara, Bravo tomó la plaza de Valladolid y fusilaron a los cabecillas del levantamiento que se registro en la historia como la “Primera chispa de Valladolid”. De poco sirvió la represión, varios líderes revolucionarios y participantes en el movimiento se refugiaron en las comunidades mayas rebeldes del territorio de Quintana roo. Los levantamientos revolucionarios continuaron en Peto, Temax y Yaxcabá pues la chispa había prendido y el levantamiento indígena y popular contra el dictador Porfirio Díaz había de generalizarse en casi todo el país el 20 de noviembre de 1910.