Carlos Chablé
F. CARRILLO PUERTO, Q.Roo, 5 de octubre de 2019.- La celebración de los 45 años de la conversión del territorio federal de Quintana Roo en estado ocurre en un contexto especial. Los quintanarroenses, que son muchos más que en 1974, tienen como entrada económica principal la actividad turística, dependen de ella, junto con esta creció el fenómeno de la migración y en la última década el terrible flagelo de la violencia. Así no hay día que no nos enteremos de una balacera o algún asesinato, a lo que se suman los feminicidios y el tráfico sexual, acontecimientos que ocupan grandes espacios en la prensa local y nacional. De esta manera el turismo, la migración y violencia son elementos de una problemática compleja que urge resolver. Si hablamos de efectos de la acción delictiva organizada el balance es que, lejos de detenerse, la inseguridad y la violencia se extienden a municipios en donde no se habían dado antes, como ocurre ahora en Bacalar y Felipe Carrillo Puerto, municipios que apenas comienzan con mucho esfuerzo una promoción de sus atractivos naturales para atraer turismo.
La inseguridad que padece Quintana Roo es algo que se desató en el sexenio anterior que se caracterizó también por la corrupción e impunidad. Afortunadamente el problema del sargazo que invadía las playas y puso en crisis la actividad económica principal ha logrado controlarse pero de continuarse el modelo de turismo convencional masivo puede llevar a que los quintanarroenses sufran también iguales o peores padecimientos que los habitantes de Acapulco.
En la entidad coexiste, paradójicamente con esta situación, una cultura maya que resiste a la creciente globalización potenciándose con la diversidad cultural que traen las migraciones. Quintana Roo tiene uno de los destinos turísticos más importante del mundo y a la vez una peculiar zona indígena maya famosa por su añeja resistencia. El contexto socio cultural de esta joven entidad favorece el hecho de que los productos artísticos y culturales que surgen, en especial en la zona centro, sean muy originales ya que en ellos se fusionan expresiones provenientes de diferentes latitudes del mundo con las expresiones mayas tradicionales de la región dando lugar a pintores, muralistas, grupos musicales, canta autores y artesanas que han trascendido a la región como Marcelo Jiménez, Rubén Xool, Santos Santiago, Chan Santa Roots, Pat Boy y las Bordadoras de Xpichil entre otros muchos. Esto permite decir que dichas expresiones artísticas solo pueden surgir de un contexto especial y complejo como el nuestro donde lo global y lo tradicional conviven y no en otro.
A cinco años de cumplir medio siglo, la entidad atesora también una gran biodiversidad y es la reserva de Siaan Kaan ejemplo de ello y uno de los principales pulmones del mundo.
Entusiasma conocer también cifras del Instituto para el Financiamiento y Desarrollo que indican el fortalecimiento de la imagen de Quintana Roo, que se ha mantenido como el principal destino de América Latina, que ha superado en 265% la meta de creación de empleos y se ha consolidado en el tercer lugar a nivel nacional y primero del Caribe en inversión extranjera directa. Así, en los últimos tres años ha recibido una derrama económica de casi 40 mil millones de dólares que representa más del 40% de todas las divisas por turismo que entran al país. Mientras el crecimiento de la economía nacional disminuyó 0.2%, Quintana Roo sigue creciendo tres veces más que la media nacional.
Estas son buenas cifras pero aún se encuentra lejos de ser un modelo de desarrollo ya que sus principales entornos ecológicos están amenazados, la sustentabilidad de la región se encuentra comprometida en el largo plazo y el bienestar para su población no se ha concretado todavía plenamente como una realidad.
Se está lejos aún de disminuir sustancialmente la pobreza. De acuerdo con los datos del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el porcentaje de personas en pobreza pasó de 34.6% en el año 2010, a 38.8% en 2012 y a 35.9% en 2014. Todavía no se ha revertido esta realidad pues Quintana Roo se encuentra entre las entidades más desiguales del país. La joya de la corona, Cancún, sigue siendo considerada por académicos y activistas defensores de los derechos humanos como un centro de operación de redes de explotación sexual infantil, así como un “paraíso” para pederastas. A pesar de ser considerado el principal destino turístico de México, y uno de los más caros del mundo, los sueldos que se perciben son prácticamente de pobreza. Los trabajadores mayas en hoteles de la Riviera ganan salario mínimo y su bienestar depende realmente de las propinas. O sea, hay crecimiento económico y generación de empleos, pero estos se ponen en duda cuando el crecimiento beneficia más a los dueños de consorcios hoteleros y cuando baja el turismo pues cientos de jóvenes mayas “hoteleros” se ven obligados a “descansar” hasta que haya nuevo repunte de visitantes. Mientras que en el sur los conductores de la política parecen improvisar y en el norte cumplir con inmediatez pragmática sus promesas, el centro y origen de Quintana Roo comienza a cambiar con el programa 300 pueblos pero aún falta hacer más para cubrir la deuda histórica con los mayas.
Quintana Roo cumplirá apenas 45 años de haberse convertido en estado libre y soberano, mediante decreto presidencial del 8 de octubre de 1974 y analizando la cuestión social se asume que pasar de “territorio” a “estado” fue una decisión tomada primordialmente con un criterio económico desarrollista y, desde esta perspectiva, surgió como un “modelo de desarrollo” sustentado en la actividad turística de playa. Depender de esta actividad y la poca diversificación en actividades productivas podrían retrasar la urgente necesidad de mejoría en la situación de sus habitantes y poner en mayor peligro sus valiosos recursos naturales con el proyecto de tren “maya”.