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Tres años, sin pena ni gloria…

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LA DECLARACION DE FELIPE CARRILLO PUERTO COMO CAPITAL DE LA CULTURA MAYA
Por Carlos Chablé Mendoza

El pasado 12 de septiembre se cumplieron tres años de la declaratoria de la ciudad de Felipe Carrillo Puerto como capital de la Cultura Maya de Quintana Roo. Ninguna celebración hubo, ningún cambio sustancial ha ocurrido desde esa declaratoria y se sigue viendo y llamando, a esta región como “zona maya”. Los hechos, o mas bien lo no hecho hasta hoy en el terreno económico y cultural nos demuestra que seguir hablando de nuestra región como “zona maya” es anacrónico y es que esa denominación trae consigo una fuerte carga de discriminación más que de reconocimiento.

Lo mismo está ocurriendo con la designación de Carrillo Puerto como “capital de la cultura maya”, me pregunto: ¿Por ser mayas no tenemos derecho a disfrutar de los eventos y exposiciones artísticas de corte nacional e internacional que la instancia cultural estatal ha llevado en los últimos tres años al sur y norte de nuestra entidad?

Tal vez por razones jurídicas y de planeación en los inicios de nuestra vida como entidad federativa se tuvo la necesidad de designarnos como “zona maya”, pero zonificar ha sido fatal, porque las regiones de México existen precisamente por su orografía, naturaleza y por sus culturas. La diversidad, la riqueza pluriétnica y pluricultural que tiene nuestro país es ciertamente por la diversidad de sus regiones, en ellas cada cultura responde a un contexto natural y por supuesto a un territorio. El triunfo o fracaso de los programas oficiales depende de entender o no esa realidad.

Por eso, a la hora de planear el desarrollo económico y promocionar el desarrollo cultural que busque beneficiar a la población es mejor pensar en las regiones. En este caso especial es mejor pensar en la región Maya Quintanarroense sin olvidar claro que toda la península de Yucatán es Maya como Maya es prácticamente toda Centroamérica. Toda esta reflexión obedece al hecho evidente de que nada hemos ganado con la declaración hecha por la legislatura estatal hace tres años.

El año pasado señalamos en artículos y en un oficio entregado en marzo de este año al presidente municipal que la celebración del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución podía tener una mayor relevancia y significado para los carrilloportenses si los encargados de organizar los festejos tomaban en cuenta que en 2010 se cumplirán también los 160 años de la fundación de la antigua Santa Cruz. Decíamos entonces que la celebración que se impulsa desde el gobierno federal tendría mas sentido y podría enraizar en los carrilloportenses si se le ve como el marco para conmemorar uno de los elementos de nuestra identidad: el surgimiento de Noj kaaj Santa Cruz X Balam Naj, ayer capital de la nación maya y génesis del estado de Quintana Roo (15 octubre 1850).
2010 no ha servido para destacar la importancia de nuestro proceso histórico regional y tampoco se aprovechó la celebración para informar a los niños y jóvenes acerca del pasado glorioso del pueblo maya, para destacar y hacer visibles los elementos que conforman nuestra cultura e identidad, insumos indispensables para seguir construyendo patria. En aquel documento mencionamos también que el héroe cuyo nombre tiene nuestra ciudad y municipio, don Felipe Carrillo Puerto, fue parte del proceso revolucionario que próximamente rememoraremos. Una copia del escrito al presidente fue entregada a regidores y al responsable del consejo consultivo para la celebración del Bicentenario y Centenario.
Solicitamos también formalmente que se instalaran en sitios privilegiados del centro de nuestra ciudad los monumentos de los Héroes Mayas de la Guerra de Castas, Manuel Antonio Ay, Jacinto Pat y Cecilio Chí. Ciertamente se colocó un busto de don Jacinto en las escaleras del edificio del ayuntamiento pero seguiremos esperando el reconocimiento a don de José María Barrera, fundador de Noj Kaaj SantaCruz.
Si en avenidas y sitios principales de la ciudad de México, Chetumal y Playa de Carmen existen monumentos a los líderes mayas mencionados con mayor razón deben ser colocados en sitios privilegiados aquí en esta la “capital de la cultura maya” de Quintana Roo. Por cierto, aprovecho para señalar que el busto del general Ignacio Zaragoza cumplió 17 años de abandono en un rincón de la Casa de la Cultura cuando debe estar en el parque central que lleva su nombre.

Las celebraciones de 2010 van hacia el fortalecimiento del Estado neocolonial en el que se pretende rendir culto a héroes y pueblos muertos, que celebra al indio antiguo pero se sigue discriminando al maya vivo; la celebración del bicentenario se usó para fines distintos a la consolidación de nuestra identidad y sirven solo para obras y acciones de relumbrón en los que se gastan millones de pesos que hacen mas falta para atender las demandas de campesinos empobrecidos por la economía neoliberal. Se “desacralizó”, se faltó al respeto hacia los héroes conocidos. Con la intención de trastocar la historia, y mostrar la guerra de Independencia como una etapa caótica, se impuso la iniciativa del régimen panista y del monopolio televisivo para seguir desmemoriando y restando soberanía al pueblo mexicano.

En el caso nuestro los responsables de la conmemoración dejaron de tomar en cuenta que la diversidad social, política y cultural existente en “la capital de la cultura maya” resulta favorable para la realización de una celebración/conmemoración de 2010 como una actividad de todos, desde la que se podría contribuir a la educación y formación de ciudadanía con identidad.
Siguen pues pendientes muchas acciones patrióticas, fortalecer nuestra conciencia histórica y revalorar los hechos que ayudaron establecer nuestra entidad afortunadamente no depende de ellos, del gobierno y su comparsa en los medios. Tampoco acabará con el 2010 la importancia de nuestra historia. Las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones identificadas con el pueblo pueden tomar la iniciativa pues dichas acciones deben ser permanentes.


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