Vale la pena recordar que siendo muy joven y con el grado de sargento encabezó a los mayas en las batallas de Sahcabah y Pimienta.
A los 18 años fue ascendido a general y encabezó la batalla de Okop contra las tropas federales. Al finalizar la guerra se refugió en la selva para luego regresar a Santa Cruz y hacerse jefe supremo de los mayas encabezando el repoblamiento en 1915. Nació probablemente en Sahcabah, cerca de Cuxbil en 1884 y murió en Carrillo Puerto el 31 de marzo de 1969. Las escuelas de las comunidades de Chun on y de Ignacio Manuel Altamirano así como una colonia de esta ciudad llevan su nombre.
Entre otras batallas libradas por el general May en su juventud destacan la de Okop que se dio antes de la entrada del gral. Ignacio Bravo a Santa Cruz X Baalam Naj, hoy Carrillo Puerto. En su libro “Los rebeldes de Chan Santa Cruz” Jorge González Duran hace una breve crónica de las batallas. El sabotaje con dinamita del ferrocarril militar que unía Santa Cruz con el Puerto Vigía Chico que realizó junto con Sostenes Mendoza en el año de 1914 es otro hecho importante que se menciona en el mismo libro.
En junio de 1915, luego de que los habitantes no mayas desocuparan Santa Cruz por órdenes del general revolucionario Salvador Alvarado, se devolvió a los mayas su antigua ciudad y hasta finales de ese año algunos líderes mayas decidieron poblarla nuevamente. Entre ellos estaban don Francisco May Pech, Encarnación Varela, Pedro Canul, José María Yam, Loreto Chan, Ceferino Cauich y sus respectivas familias. A partir de entonces los mayas recuperaron brevemente su espacio de autonomía bajo el liderazgo del general May, el control que éste ejercía era férreo y pese a la disidencia de los mayas conocidos como “los separados” pudo establecer nuevas bases para su relación con el gobierno revolucionario.
Luego de casi tres lustros para el poder central la autonomía maya resultaba incomoda y era obstáculo para la integración el país. Así, tras una serie de confrontaciones, en 1929 el gobernador del Territorio de Quintana Roo, general José Siurob Ramírez y el general Francisco May Pech firmaron un histórico acuerdo en el que se estableció la disposición del gobierno federal para otorgar a los mayas concesiones para la explotación forestal así como la libertad para vender sus productos. A cambio, los mayas respetarían las concesiones otorgadas por el gobierno a otras personas. Fue aceptada la apertura de escuelas en sus comunidades y la supresión de la pena de azotes con la que el gobierno indígena castigaba a los infractores. Se asentó también en el acta que los mayas podrían seguir usando sus tierras en forma común.
Por último, se aceptó que el gobernador nombrara un delegado para Santa Cruz de Bravo pero que en la función de gobernar sería ayudado por un consejo formado por cinco mayas nombrados por estos mismos. La firma de este acuerdo fue considerada como la verdadera conclusión de la Guerra de Castas y la caída definitiva del poder maya representado por el general Francisco May pero otros creemos que se trató de una transición de los mayas a otro tipo de resistencia que le ha permitido mantenerse como pueblo diferente en este México pluriétnico y multicultural.