Carlos Chablé Mendoza
Cuando propusimos en 1989 a los habitantes de Trapich, Quintana Roo la formación de un círculo de radioescuchas, la propuesta fue aprobada por la asamblea. En esos días, el Ceqroode, A.C. promovía la formación de estos círculos en diferentes comunidades con el objetivo de que la gente charlara y propusiera contenidos a la serie “K luumila’ (nuestra tierra) que se transmitía, primero en radio Chan Santa Cruz y luego, en la Xepet, La voz de los mayas.
En el desarrollo de la asamblea preguntamos qué nombre le pondrían al círculo. Luego de breve silencio, uno de los participantes dijo: Bernardino Cen y otros manifestaron: ma’alob, de acuerdo.
- No había escuchado ese nombre y pregunté quién era o quién fue esa persona. En varias participaciones externaron recuerdos de platicas con sus abuelos en las que escucharon acerca de este personaje que fue otro dirigente de la gran guerra, nojoch ba’ate’el, que fue el más feroz y arrojado: jach chiingon, decían con orgullo.
– Nunca se rindió, los abuelos lo recuerdan como el mejor de los jefes y que lo habían matado los ts’ulo’ob. Tiempo después, en 1998, el investigador extranjero Paul Sullivan publicó algo acerca de Bernardino Cen resultado de sus investigaciones iniciadas años antes.
En marzo de 1998 el cráneo del líder maya se había puesto en una sala del museo Guerra de Castas de Tihosuco luego de ser rescatado por el gobierno quintanarroense pues fue encontrado en el museo Palacio Cantón de Mérida. Y así Cen permaneció en su nueva casa como nos recuerda el investigador Gilberto Avilés Tax en su reciente publicación en Noticaribe peninsular .
Otros autores como Nelson Reed mencionaron años antes que durante la llamada guerra de castas, Bernardino Cen obtuvo fama de ser el más fiero de los líderes mayas, se habla de él como uno de tres jefes que gobernaron desde Noj Kaaj Santa Cruz Xbáalam Naj, actual Felipe Carrillo Puerto, lo que es ahora el estado de Quintana Roo.
En un momento de crisis , debido a confrontaciones entre los cruzo’ob abanicadas por los ts’ulo’ob que pusieron en riesgo la independencia maya, Cen y otros jefes fueron respaldados por María Uicab, reina y santa patrona de Tulúm, para restablecer el orden en Santa Cruz y seguir la resistencia, según se menciona en el libro “En busca de María UIcab” de Georgina Rosado y quien escribe.