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EL LEVANTAMIENTO MAYA DE 1847 Y DON JACINTO PAT

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Por Carlos Chablé Mendoza
Cronista de Felipe Carrillo Puerto

Me tocó recordar y rendir homenaje a Don Jacinto Pat, nació en Tihosuco y fue batab, jefe de los mayas, de esa población. Según la Enciclopedia de Quintana Roo, Pat es un apellido maya antiguo que significa inventar, crear, el que hace cosas con barro o cera. Esta familia gobernó la provincia maya de Ekab, tuvo gran poder y presencia en Cozumel antes de la invasión española. Aj Naum Pat era el jalach uinic de la isla de Cozumel y cuando llegaron los invasores españoles muchos pobladores de esa isla se trasladaron a la península, más de 70 familias con este apellido vivieron en Cochuah, sobre todo en Tihosuco.

En su libro La conjura de Xinum dice el escritor yucateco Ermilo Abreu Gómez que los mayas que estaban al servicio de Jacinto Pat lo llamaban tatich y compartía con ellos los productos y ganancias de la tierra. Era vanidoso pero no egoísta. En sus horas de descanso leía libros que hablaban acerca de la historia de nuestra tierra, leía mucho y tenía fama de aprenderse de memoria pasajes de los escritos de Cogolludo. Admiraba a los héroes mayas que se opusieron a la invasión y conquista.

Del dinero no hacia mayor caso y lo gastaba como si tal cosa. Jamás tuvo la obstinación de acumular tesoros. Es más, decía a sus amigos que la riqueza pone agrio los espíritus. Solo sembraba lo necesario para el sustento de su familia y la gente a su servicio, y sentía profundo desprecio por los mercaderes y traficantes.

Tenía marcadas diferencias con don Cecilio Chí, ya que este priorizaba la guerra y Jacinto Pat además de decidirse por la guerra veía la negociación política como una forma de evitar más muertes y de restablecer la nación maya en su territorio y con gobierno propio. Una cosa los unió fuertemente: eran orgullosos de su origen maya y a toda costa querían librar al pueblo maya de la miseria y la explotación que le imponían los criollos. Eran fieles a su destino y para liberar a su pueblo estuvieron dispuestos a todo hasta perder la vida, como sucedió. Hubo mas como ellos pero no los registra la historia oficial.

En 1848, luego de un avance sostenido y victorioso del ejercito maya rebelde, el gobierno yucateco buscó llegar a un acuerdo de paz y de hecho enviados suyos pudieron dialogar con Jacinto Pat y llegar a importantes acuerdos con el fin de suspender la guerra, estos acuerdos eran: la abolición de la contribuciones personales de los mayas; reducción en el pago por derecho de bautizo y boda en las iglesias; el libre disfrute de los ejidos y terrenos que se consideraban baldíos; cancelación de las deudas, las nojoch cuentas, de los sirvientes mayas en las haciendas; la devolución de los rifles que les habían quitado; la abolición de los impuestos por destilar aguardiente, y una mas muy significativa, el reconocimiento de Miguel Barbachano como gobernador de los tsules y de don Jacinto como gobernador de los mayas. Estos acuerdos llegaron a ser firmados por el gobierno de Yucatán el 19 de abril de 1848.

A partir de estos acuerdos se hubiera podido iniciar una nueva etapa en la resistencia maya en condiciones de cierta igualdad que permitirían la existencia autónoma de la nación maya, pero lamentablemente esta valiosa iniciativa de Jacinto Pat no fue entendida por don Cecilio y otros líderes quienes veían como única alternativa seguir la guerra hasta lograr recuperar la península de Yucatán luego del exterminio o expulsión de los tsules.

Cecilio Chi deshizo estos acuerdos que se conocieron como los acuerdos de Tzucacab y reprendió a Jacinto Pat situación que comenzó a alejarlos.

Aprovecho este momento para recordar a don José María Barrera, el fundador de Noj Kaaj Santa Cruz, un mestizo que durante el apogeo de la guerra junto con Esteban Pat y Juan Justo Yam fueron de los principales seguidores y lugartenientes de don Jacinto Pat. Barrera consideraba igual que Jacinto Pat que podían llegar a establecer acuerdos con el gobierno yucateco para poner fin a la explotación de los mayas. De hecho, José María Barrera participó en la iniciativa de firmar el Tratado de Tzucacab. Aun así, nunca aceptaron la rendición como una alternativa y muestra de ello fue que junto con Marcelo Pat, hijo de don Jacinto, Barrera ejecutó a un batab en Peto que había insinuado la rendición de sus tropas al gobierno yucateco.

La guerra continuó, el ejército maya rebelde llegó a estar a solo 30 kms. de Mérida y por motivos aún no bien clarificados levantaron el cerco y se marcharon, situación que aprovechó el gobierno para iniciar una contraofensiva militar. Jacinto Pat se retiró a Peto y luego a Tabi.

Según la historia escrita por los tsules, la división entre los lideres mayas empeoró y don Jacinto Pat fue asesinado en Holchén a mediados de septiembre de 1849 por Venancio Pec luego de que este lo acusara de quedarse con el botín de guerra y de imponer tributos a los mayas.

Hay quienes dicen que el hubiera no existe, pero si las ideas de negociación política que tenía Don Jacinto Pat hubieran sido consideradas por los demás líderes del levantamiento tal vez la situación en la que viven hoy los mayas hubiera sido también muy diferente.

Mucho tenemos que aprender de estas lecciones dadas por los abuelos, debemos entender que cada uno de ellos: Manuel Antonio Ay, Cecilio Chí, Jacinto Pat, Bonifacio Novelo y José María Barrera jugaron diferentes e importantes papeles en este proceso histórico que comentamos. Resultaría fácil hablar de cada uno de ellos en forma aislada e incluso habrá quien acuse a uno u otro de algún error y que ese error determinó el desarrollo del conflicto.

A cada uno debemos valorarlo como parte de todo un movimiento que tuvo resultados importantes como la existencia de la nación maya masewal con ejercito y gobierno propio por más de medio siglo y que tuvo como capital Noj Kaaj Santa Cruz X Baalam Naj hoy Felipe Carrillo Puerto; la vigencia de nuestra lengua y cultura es otro resultado; y también que esta región maya sea considerada como ejemplo de lucha exitosa contra la invasión, conquista y colonización.

Los mayas son una nación con capacidad de resistir y sobrevivir, así lo han demostrado con su lucha desplegada durante los siglos XIX y XX y aun en este siglo XXI, como dijo hace unos días el antropólogo Jorge Cáceres durante su participación en una mesa redonda celebrada en la Casa de la Cultura de Carrillo Puerto.

Hoy, recordando a estos héroes mayas y en especial a don Jacinto Pat reiteramos lo dicho el año pasado aquí mismo y en esta misma celebración: depende de las nuevas generaciones de mayas, de los hijos más claros de nuestro pueblo, de los estudiosos e intelectuales mayas, hacer una revisión crítica de nuestra historia; lograr el ejercicio de nuestros derechos a la libre autodeterminación y autonomía, al desarrollo integral, justo y con identidad maya, derechos que son medianamente reconocidos en la legislación estatal quintanarroense, en el Convenio 169 de la OIT y más recientemente en la Declaración de la ONU sobre derechos de los pueblos indígenas .


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