EFRAÍN CALDERÓN LARA Y EL MOVIMIENTO POPULAR
Por Carlos Chablé Mendoza
Cronista de la ciudad de F. Carrillo Puerto, Q. Roo
Hace 36 años, el 19 Febrero de 1974, se publicó en el Diario de Yucatán la noticia sobre el hallazgo de un cadáver en la selva quintanarroense, no muy lejos de Felipe Carrillo Puerto y cerca de la comunidad de X-hazil Sur. Los restos eran de Efraín Calderón Lara, asesor sindical conocido en Mérida como “el Charras”, quien después de sufrir las torturas de sus secuestradores había sido asesinado de un balazo y tirado luego su cuerpo en el monte.
Desde un día antes se había hecho pública en Mérida la noticia del asesinato, de hecho los estudiantes universitarios comenzaron sus movilizaciones al enterarse de su secuestro y desaparición el 14 de febrero.
Así inició un movimiento estudiantil de protesta al que se sumaron sindicatos independientes, varios de ellos promovidos por el Charras, así como numerosos comités de lucha en barrios y ejidos convirtiéndose en un gran movimiento popular antigubernamental.
El sepelio de Calderón Lara en la ciudad de Mérida se convirtió en una enorme manifestación en la que la participaron unas 15 mil personas.
El 14 de marzo, después de un mes de huelga activa en la Universidad de Yucatán con la que se exigía la detención y el castigo a los asesinos del Charras, el gobernador Carlos Loret de Mola informó a los medios de comunicación que los responsables del asesinato y quienes “traicionaron su confianza” fueron el director de seguridad pública José Felipe Gamboa Gamboa, el subdirector Carlos Manuel Chan y 5 de sus subalternos.
Analistas de la época señalaron que el secuestro, tortura y asesinato del asesor sindical fue resultado de la complicidad entre la CTM, empresarios y funcionarios del gobierno estatal priista que buscaban frenar la insurgencia sindical independiente dando un escarmiento al Charras.
La respuesta oficial contra la protesta popular fue la salida a las calles de Mérida de fuerzas policiacas y militares así como la acción de grupos de golpeadores y gente armada a las que se conoció como las bandas de los xkaues.
Al calor de la movilización se crearon también numerosos e importantes grupos estudiantiles, sindicales, campesinos y populares, tales como el Frente Sindical Independiente, en el que confluían trabajadores de la universidad, choferes de autobuses, trabajadores de panaderías, empleados de gasolineras, trabajadores de plantas desfibradoras de henequén, costureras; el Frente Estudiantil Democrático Independiente que reunió a los comités de lucha estudiantiles de escuelas y facultades universitarias así como del Instituto Tecnológico de Mérida; el Frente Popular Jacinto Canek que reunió a los comités de barrio y comunidades.
El impacto político y organizativo del movimiento fue regional, contribuyó a elevar la conciencia de clase y creó condiciones para el resurgimiento de las fuerzas democráticas y de izquierda en el marco de una situación nacional caracterizada, en esos años de mediados de los 70, por la represión oficial aplicada sobre los movimientos contrarios al PRI.
Agradecemos a José J. Cervera, Pedro Quijano, Fidel Rodríguez, Martha Pech y Jorge Angulo, por habernos proporcionado las fotos de sus archivos personales, mismas que incluimos aquí.
HACE 36 AÑOS…
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