Carlos Chablé Mendoza
Cronista
En un día como hoy, 8 de mayo pero de 1930, se hablaba nuevamente desde la capital del país sobre la colonización del territorio federal de Quintana Roo. El gobierno federal mexicano daba a conocer un acuerdo del entonces presidente Pascual Ortiz Rubio disponiendo la colonización del territorio federal.
Cincuenta y dos años después, en 1982 también un 8 de mayo, se informaba acerca de la salida de 72 campesinos, jefes de familia, provenientes de San Blas Santiago, Nayarit rumbo al estado de Quintana Roo donde serían recibidos, instalados y dotados de tierras para el cultivo. La colonización de tierra maya continuaba.
Hay que recordar que la política de colonización fue ordenada por el dictador Porfirio Díaz luego de la ocupación militar de Noj Kaaj Santa Cruz X’báalam Naj, actual Carrillo Puerto, en mayo de 1901. Este lugar, centro de lo que hoy es Quintana Roo, era considerado capital de los mayas rebeldes, donde vivieron y desde donde gobernaron medio siglo de manera independiente y autónoma como resultado de la llamada “guerra de castas de Yucatán”.
Con la ocupación de este lugar por el ejército mexicano se inició una etapa de “pacificación”, persiguiendo y exterminando a los mayas que no aceptaban rendirse ni reconocer al gobierno mexicano. El genocidio se extendió a Tulum.
Luego, el dictador ordenó iniciar la colonización, misma que continuó en los años 30, se potenció en los 70 para acelerar la conversión de Quintana Roo de territorio federal a estado. Como se verá esta política nunca dejó de aplicarse, como si la tierra maya fuera un enorme terreno baldío, sin habitantes, igual que como le llamaron los españoles luego de la invasión y conquista de esta parte de la Península de Yucatán.
Así que, si consideramos todo este proceso histórico en sus diferentes etapas, vemos que la resistencia de los pueblos mayas ha sido heroica. Actualmente los descendientes de los mayas cruzo’ob padecen los efectos de la invasión, despojo y destrucción de su patrimonio territorial, de sus montes y cultura, sin poder resistir como antes debido a las acciones de exterminio y colonización mencionadas.
(Imagen: mural de Fernando Castro Pacheco en palacio de gobierno de Yucatán)