Debemos conocer la ley de derechos, cultura y organización indígena así como la ley de justicia indígena de Quintana Roo para poder usarlas en beneficio de las comunidades mayas y lograr ya el crecimiento de las mismas. Por eso es importante que profesionistas mayas apoyen a los integrantes de la organización tradicional de los centros ceremoniales y a los habitantes de las comunidades que participan en ellas mediante la realización de talleres en los que se expongan, se expliquen y se capacite en el uso de estas leyes.
Esto es importante porque no conocerlas, no estar informado acerca de sus objetivos y de sus alcances impide que exijamos su cumplimiento y permite que nos quieran ofrecer acciones de gobierno como si estas fueran una concesión amable o caridad de los tsules.
Palabras más, palabras menos esto es lo que expuse hoy durante una reunión a la que fui invitado por jefes mayas del centro ceremonial de la Cruz Parlante, agradezco en especial la amable atención del general Isabel Sulub Cimá, del comandante Edilberto Chablé Catzín así como del sacerdote Alfonzo Ek, entre otros respetables abuelos.
La reunión fue conducida por Alfredo Caamal Huchin, abogado vinculado a la Secretaria de Desarrollo Social e Indígena (SEDESI) quien expuso a los asistentes la importancia de constituir el gran consejo maya, figura contemplada en la ley de derecho, cultura y organización indígena de Quintana Roo que recuerdo fue aprobada y publicada en 1988, y reformada en 2013.
Soy de los que piensan que la constitución del gran consejo debe ser resultado de un proceso planeado en el que participen y reflexionen los beneficiarios, que estas sean características principales del proceso. Que no sea resultado de una acción oficialista de arriba hacia abajo. Debe hacerse también el reglamento de la ley para que su cumplimiento sea obligatorio, y la aprobación de ese reglamento es responsabilidad del poder legislativo que esta a nuestro servicio como ciudadanos.
Reitero lo dicho a los dignatarios con quienes platique: Un congreso maya convocado por el gran consejo maya debe ser resultado de reuniones previas tipo talleres con todos los dignatarios mayas en los que se les informe detalladamente sobre el contenido de la ley de derecho, cultura y organización indígena, dirigidos también a los habitantes de las comunidades ejes y participantes en los centros ceremoniales. Esto servirá también para revisar y actualizar la ley si es necesario. Es muy sano que los legisladores redacten y definan con la participación ciudadana, y con asesoría jurídica, el reglamento de dicha ley. De ir esta nueva administración estatal en el sentido opuesto podría caer en la manipulación, la demagogia y la simulación que las pasadas administraciones acostumbraban en su trato con los jefes y comunidades mayas masewales.
No debe olvidarse que en Quintana Roo también existen ciudadanos pertenecientes a otros pueblos indígenas que dicha ley ampara, hay que tomarlos en cuenta a la hora de planear estas acciones propuestas.
Para esta labor es importante estar cerca de la gente, hablar en su idioma, formar brigadas que acudan a cada centro ceremonial y cada comunidad a realizar este trabajo el tiempo necesario y sin presiones electoreras, con paga para sus integrantes y con los demás recursos indispensables como equipos audiovisuales y materiales didácticos, viáticos para el traslado y estancia en cada lugar.
Reitero: si se hacen las cosas con inexplicable rapidez, sin considerar la opinión de los beneficiarios, dejándose llevar por metas y calendarios electorales, o por mero oportunismo, solo se contribuirá a acrecentar el rezago, la deuda histórica con los mayas y posiblemente reducir su paciencia. Mientras comíamos un taco con ellos pude darme cuenta que los dignatarios con los que platiqué hoy entienden los problemas que nos dejó la pasada administración estatal y tienen paciencia, casi siempre la han tenido. Ojalá que los que están en el poder estatal no se aprovechen de ella nuevamente y que sean mejores. Aún tenemos confianza. Chen lelo’.
Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, 24 de octubre de 2016