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El asesinato de jóvenes mayas

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Pandemia por Covid-19 enseña descomposición social

Carlos Chablé Mendoza*

Hace una semana, la noche del domingo 17 de mayo, se encontraron dos cuerpos sin vida a la vera de un camino de terracería, entre las comunidades de X-Pichil y San Antonio Tuk, municipio Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo. Se trataba de dos jóvenes universitarios, oriundos de la comunidad de La Esperanza, del vecino municipio de José María Morelos. Como suele ocurrir, sin tener mayor información, ni reflexión sobre el hecho, algunas personas soltaron enseguida en las redes sociales que se trataba de un “ajuste de cuentas”, entre otras especulaciones.

Compañeros y amigos de los estudiantes que llevaron en vida los nombres de Samuel May Canché y Géner May Canché, estudiantes de la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo, el primero, y de la Universidad Tecnológica del Mayab, el segundo, así como profesores y personas que los conocieron no están de acuerdo con aquella aseveración. 

A los dos universitarios se les conocía como trabajadores, solían vender sandías y ropa, fueron cocineros en la zona norte, jóvenes indígenas hijos de una familia campesina laboriosa. Samuel era reconocido por su habilidad en la tecnología a nivel estatal y su hermano tenía la vocación de mecánica e ingeniería en autos.

El docente de la Uimqroo, Edwin Puc Hau, en un sentido mensaje en su perfil escribió estas palabras a su alumno Samuel:

“Ya no estarás en el pase de lista. Un dolor hondo como roca que se parte es tu ausencia repentina y brutal. Tu sonrisa sincera, humilde y valiente ante la vida se ha extinguido de este mundo, lo que construiste queda en La Esperanza como manifiesto de tus sueños interrumpidos. Hoy las lágrimas no son suficientes para todos los ojos que te miraron. Tampoco son suficientes las voces para pedir justicia, esa palabra que fue conocida pero olvidada en este rincón de mundo, en este páramo de ignorancia que engulle conciencias y da la espalda a sus hijos, y los convierte en desconocidos, en cifras, en estadísticas, en colaterales aislados de un daño colectivo, los convierte en apestados, en delincuentes, en esquelas mal hechas, en chismes de traspatio, en rumores temerosos que no se dicen en voz alta, porque el temor finalmente se ha convertido en su realidad.

“Sam, estoy de luto por tu muerte. Ve hacia el más allá, hacia el confín del universo que es destino de todos nosotros los mortales. Con profundo respeto, cariño y tristeza. Tu profesor de Desarrollo de habilidades comunicativas”.

Y como este mensaje ha habido otros, que tal vez aun no los suficientes para alentar a las autoridades, que investigan e imparten justicia, a agilizar su labor para presentar a los responsables de este cruel asesinato que muestra la descomposición social y la marginación histórica que existe en los pueblos de Quintana Roo en estos tiempos de contingencia sanitaria.

Se hace de nuevo visible la exclusión y también la indefensión en la que muchas veces se encuentra el pueblo maya. En este lamentable caso no se trata solamente de los padres que pierden a sus hijos Samuel y Géner, sino que además estos jóvenes universitarios asesinados dejan en sus propias familias a hijos pequeños en la orfandad ya que ambos eran casados.

En nuestra petición lanzada a través de la plataforma change.org** incluimos buena parte de este comentario e invitamos a compartir y firmar con el objetivo de que los responsables sean presentados y se aplique la ley.

Además de unirnos a la pena que embarga a las familias de los jóvenes hermanos Samuel y Géner May Canché, repudiamos el crimen del que fueron víctimas.

Compartimos también la opinión externada por la maestra María Cristina Montejo:

“Siempre es lamentable la pérdida de una persona joven, es indignante el que se haga omisión en la búsqueda y aplicación del castigo que merece quien arrancó de este plano a chicos tan dedicados, proactivos e inteligentes que estaban cambiando su futuro”.

Reiteramos finalmente lo dicho en la mencionada petición que ya hemos firmado cientos de personas: Rechazamos la violencia que daña gravemente a la sociedad quintanarroense y exigimos a las autoridades una investigación exhaustiva para aplicar la justicia sobre los responsables de la muerte de estos jóvenes mayas.

* Cronista de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo

** Este es el enlace http://chng.it/NTnX8Dmt


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